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miércoles, 9 de enero de 2013

PARA ADICTAS A LOS TACONES

Las razones que explican nuestra devoción y las claves expertas para sobrevivir a su poder.
 
 
“Las mujeres adoramos los tacones altos porque nos hacen sentir sensuales y sexies. Amamos esa dosis de altura que nos regalan y cómo hacen que nuestras piernas parezcan mucho más largas y sexies. Cuando una mujer lleva unos tacones altos llama la atención. Y lo sabe. Las mujeres que adoramos los tacones altos adoramos la feminidad y la sensualidad”. Así nos responde Chyna Whyne –sobre unos peep toes con tacón de vértigo, cómo no– cuando le preguntamos el por qué de la devoción (extrema) que sentimos las féminas por los zapatos de tacón. Whyne es experta en el tema. Muy experta. Es la autora de la biblia de
los tacones Mastering the Art of Wearing High Heels-10 Hot Tips –porque, según ella, “La técnica para llevarlos existe y hay un camino al cielo de los tacones”– y de unos innovadores workshops, Walking In Stilettos, en los que enseña a caminar sobre tacones y a adoptar la postura correcta sobre ellos. “Educamos a las mujeres sobre lo que tienen que hacer y no hacer sobre unos tacones, les decimos cómo adoptar la mejor postura para evitar dolor en los pies, calambres en las pantorillas y aliviar el dolor de espalda”. Y añade: “Muchísimas mujeres maldicen los tacones porque no son capaces de caminar con ellos adecuadamente. Y caminar mal con tacones puede ocasionar muchos problemas”. De ahí que esta jamaicana apodada como la gurú de los high heels haya llegado a impartir un curso de seis semanas en un instituto de Londres para iniciar a las adolescentes en su uso más sensato.
 
Como dijo Marilyn Monroe – “No sé quién inventó los tacones altos, pero todas las mujeres le debemos mucho”, sentenció–, los tacones son el arma perfecta para regalarnos dosis de seguridad y seducción. “Sentimos devoción por los tacones porque los hombres sienten pasión por ellos. Y, por  tanto, a nosotras eso nos da poder sobre ellos”, afirma Rebeca J. Cirujano, Beauty Coach de Slow Life House, que añade: “Los tacones están vinculados a la sensación de poder que implica ser capaz de andar con ellos y exponer al mundo que te sientes segura”. Sin embargo, pese a todas esas bondades emocionales, la realidad más física nos confirma que tienen un tremendo poder castigador. “El aumento de la altura de tacón es igual al aumento de presión en la parte anterior del pie. Además, a cada paso que damos con tacones, multiplicamos por tres el peso corporal”, nos cuenta Rafael Vicetto, de la clínica Fisioterapia Vicetto, cuando le pedimos que enumere los daños que un tacón elevado puede ocasionar. “Al cambiar el centro de gravedad se ocasionan problemas en rodillas y caderas y los músculos y los tendones sufren”, añade.
Una tortura consentida –“El tacón alto es totalmente antifisiológico. Las personas que utilizan estos zapatos compensan la postura poniendo la columna en una posición de hiperlordosis, arqueada hacia dentro, que causa dolor lumbar”, sentencia Montserrat Quirós, creadora de un protocolo específico en cabina para las mujeres que llevan tacones altos que no impide nuestra relación de amor (y odio) con este objeto de deseo.
 
  • No todo es cuestión de centímetros. Aunque un tacón te regala unos centímetros de más, la experta de Slow Life House no cree que ésa sea la causa que lo convierte en nuestro objeto de deseo. “Lo que buscamos al subirnos a unos tacones no es parecer más altas, sino más esbeltas. Eso sí que es un rasgo que buscamos las mujeres casi sin excepción”. Y es que, tal y como puntualiza, “caminar sobre tacones nos hace contraer ciertos músculos al andar, como las corvas, que parecerán más tonificadas y bonitas”. Ildi Guba añade: "El tacón moldea la figura, nos hace sentir más poderosas, seductoras y bellas. Y nos quita kilitos".
  • Cuestión de sensualidad. Es uno de los puntos en los que incide con vehemencia Chyna Whyne. “Los tacones altos ayudan a las mujeres a sentirse más sexies y con más confianza porque al usarlos encienden la sensación de poder y sensualidad dondequiera que van. A la mujer le encanta llamar la atención y sabe que con ellos parece (y se siente) estupenda. Tan sólo se trata de aprender a caminar con tacones. Tendrá el mundo a sus pies y podrá tener lo que quiera”. Rebeca J.Cirujano continúa enumerando bondades: "Acentúan el movimiento de las caderas y con él varía el de la cabeza y el de los brazos. Cambian radicalmente nuestra manera de caminar en general".
  • Aprende, aprende. Chyna insiste en la importancia de saber caminar con ellos. “Cientos de mujeres maldicen a los tacones y es porque no son capaces de andar con ellos de forma apropiada. Andar mal con tacones altos puede ocasionar problemas en las articulaciones, deformidad en el pie y otros problemas de salud. A pesar de todo ello las mujeres no renuncian a ellos”. De ahí la importancia de aprender a caminar, porque “no tiene sentido ir vestida de punta en blanco y no poder andar con unos tacones, significa tirar todo por tierra…”, añade. Y porque “cuando una mujer sabe cómo andar correctamente con tacones altos, con gracia, con elegancia y con una postura erguida, se convierte en una mujer segura de sí misma. Está lista para destacar”.
  • ¡Firmes! Aunque los expertos desaconsejan el uso de tacones elevados, Chyna nos propone un reducto más optimista que focaliza la atención en la importancia de la postura que adoptamos al caminar con tacones para poder sobrevivir a ellos. “La postura dice mucho sobre ti y puede reflejar falta de confianza o timidez. Una postura erguida refleja confianza y positividad”. Además, entre las bondades que tiene adoptar la postura perfecta, está que la voz fluya con facilidad, además de aliviar el estrés, el dolor de cuello o de hombros.
  • ¿Existe la altura ideal? Para Rafael Vicetto, “sólo usando un tacón de un máximo de 2 centímetros la columna y el resto de músculos de los miembros inferiores no sufrirán”. Sin embargo, teniendo en cuenta la especial relación de amor-odio que experimentamos las féminas con los tacones (y que nos impide renunciar a ellos) el experto advierte de que el aumento de la altura del tacón es exactamente igual al aumento de la presión en la parte anterior del pie, de manera que si con un tacón de 5 centímetros la presión es de un 57%, con un tacón de 10 será de un cien por cien.
  • A más tacón, más peso que soportar. Y es que calzarse un zapato de tacón implica, inexcusablemente, un aumento considerable de nuestro peso corporal. “A cada paso que damos multiplicamos por tres el peso corporal”, nos cuenta Vicetto, que añade. “Es un factor a tener en cuenta a la hora de elegir la altura del tacón”. ¿Los motivos? Puede ocasionarnos problemas de rodillas o caderas, al tiempo que los músculos y los tendones sufren.
  • Alterna alturas. Por mucho que insistamos en los problemas que acarrea usar tacones elevados –según Vicetto con ellos “la postura se ve afecta, empujando el centro de la gravedad y provocando una mala alineación de las caderas y de la columna. Además, la zona lumbar sufre ciáticas y dolor lumbar y aumenta la presión delantera del pie produciendo juanetes o dedos de martillo”–, las féminas adoramos los tacones y no renunciamos a ellos con facilidad. De ahí que Ildi Guba, de The Chi Spa, recomiende cambiar de zapatos cada día y alternar alturas de tacón todos los días.
  • Usa plantillas. Teniendo en cuenta que cuando llevas tacones la zona que más sufre es la delantera del pie, tanto Vicetto como Ildi Guba recomiedan usar media plantilla personalizada y fina para “descargar esta zona”. La experta de The Chi Spa también recomienda el uso de almohadillas para evitar la fricción constante con el calzado. Incluso, si fuera necesario, "si existieran complicaciones, imposibilidad de apoyar el pie o dolor muscular, es bueno acudir a un fisioterapeuta para que realice un análisis de la pisada para valorar el tratamiento más específico por parte del podólogo", nos cuenta Vicetto.
  • Una pelota de tenis, por favor. Y es que, según la experta de The Chi Spa, un ejercicio que funciona para estirar los músculos de la pantorilla, una de las zonas que más sufre con el uso de tacones, consiste en pisar una pelota de tenis sentada, moviéndola hacia delante y hacia atrás para hacer trabajar todo el pie, desde la punta de los dedos al talón. “También convienen correr y hacer ejercicio específico en el gimnasio para fortalecer las pantorillas”.
  • Quiero un masaje! Es justo y necesario. Lo dicen, entre otros, Bastien Gonzáles, el gurú de los pies. “Cuando una mujer se casa debería firmar un contrato mediante el cual el marido se compromete a darle un masaje en los pies cada noche”, bromea. ¿El masaje perfecto para recuperar ese volumen que perdemos en la planta de los pies cuando abusamos de los tacones? “Debe hacerse con movimientos suaves y prolongando su acción a las piernas. Así mejoramos la circulación y conseguimos que la sangre suba de nuevo al corazón”, afirma. Vicetto, además, recomienda tratamientos de drenaje linfático para mejorar la circulación y “si existen molestias importantes, el sistema Indiba. Mejora la circulación en el interior del músculo y regenera el tejido”.
  • Ritual post-stilettos. Vicetto nos propone preparar un baño con dos cucharadas soperas de bicarbonato, una de sal no marina Epsom –“Es ideal para la hinchazón de los pies. Además, suaviza y exfolia”, nos cuenta–, una taza de vinagre y media taza de lavanda seca. “Añade esta mezcla en un cubo con agua caliente y mantén los pies en remojo durante, al menos, 20 minutos. Una vez tengas los pies secos, aplica una hidratante. Las de arnica y caléndula, por ejemplo, mejoran y reducen la inflamación”, recomienda.
  • Como Cenicienta. Aunque el tacón que más nos gusta no es necesariamente el más saludable (más bien al contrario) –“Cuanto más alto y estrecho es el tacón, peor para nuestro pie”, afirma Vicetto–, Montserrat Quirós esboza algunos de los requisitos que debería tener el zapato ideal. “El zapato de tacón debe tener un ajuste estricto al pie, así como un contrafuerte duro y perpendicular al plano del piso para permitir el control del hueso del tobillo”, nos cuenta la experta. Y añade tres requisitos más. “Un taco de goma antideslizante, una suela de material deslizante y blando y una puntera amplia para que los dedos se puedan mover”.
  • Hidrata, hidrata. Es una máxima fundamental, lleves o no tacones, pero se convierte en imprescindible cuando usas zapatos de tacón a diario. “El roce o la fricción del uso continúo de este tipo de zapatos produce la hiperqueratosis, que se define como el engrosamiento de la piel provocando la acumulación de células muertas descamadas. Para que esto no pase, es importante la hidratación diaria y el uso frecuente de una lima en la ducha”, afirma Ildi Guba, que también aconseja usar medias y calcetines de algodón “para que los pies no sufran tanto”. Montserrat Quirós también apunta la importancia de “cortar las uñas de los pies en línea recta, sin picos y siguiendo la morfología del dedo”.
  • Mejor vida sexual. La doctora italiana María Cerruto abrió la veda afirmando que manteniendo el talón a unos cinco centímetros del suelo se mejoraba la fuerza y la habilidad de contracción de los músculos de la pelvis. Algo qua la experta de Slow Life House nos confirma. “Al caminar con tacones contraes los músculos vaginales, con el consiguiente fortalecimiento del suelo pélvico y los beneficios para su vida sexual”.
  • De dentro hacia fuera. Aunque creemos en la seguridad que reportan unos tacones, la experta de Slow Life House insiste en la importancia de “entender la belleza como un movimiento de dentro hacia fuera. No creo en recurrir a la belleza para tapar malestares, sino que creo debe ser el resultado de un bienestar interno. Unos buenos tacones son una estupenda guinda a un pastel bien hecho. Primero abordamos los problemas de autoestima seriamente, luego nos ponemos los tacones”. Y añade: “Los tacones mal llevados o sin convicción no resultan atractivos”.

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