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domingo, 10 de junio de 2012

SÁLVATE LA VIDA

Cómo puedes sali de 12 situaciones de emergencia con tan sólo una silla, un pañuelo, una aspirina o unas piedras
 
Todos hemos oído historias de milagros: el niño extraviado que sobrevivió cuatro días en las montañas, la pareja que repelió el ataque de un oso, el hombre que se cortó un brazo para liberarse de una roca que le había caído encima... Seguramente has leído muchas historias como éstas en Selecciones, y quizá te has preguntado qué harías si te vieras en una situación parecida, pero al final supones que esos accidentes jamás te ocurrirán a ti.
Te equivocas. Aunque las probabilidades de que sufras un infarto son mucho mayores que encontrarte en alguno de estos trances, todos los días suceden imprevistos fatales. Por ejemplo, cada año mueren cientos de miles de personas a causa de caídas, intoxicación, ahogamiento y otros accidentes. Miles más son víctimas de atragantamiento o son alcanzadas por rayos, y muchas pierden la vida. ¿Cómo evitar ser parte de las estadísticas?
Además de llamar al número de emergencias 112 (si es posible), te damos algunos consejos para 12 situaciones en las que no hay nadie que te pueda ayudar.
Perdido en la montaña
Antes de salir de excursión, lee qué tiempo va a hacer, lleva mucha agua y avisa a alguien a dónde vas a ir y a qué hora volverás a casa. Ponte ropa que conserve el calor, por si te mojas, como una chaqueta impermeable, dice Laurence Gonzales, autor de libros de supervivencia. No uses tejidos de algodón, ya que retienen la humedad. “Los socorristas la llaman la tela de la muerte”, señala el experto.
“Piensa que te puedes perder, y asegúrate a menudo de que vas por el camino correcto”, aconseja John Dill, socorrista del Parque Nacional Yosemite, en California. “En el momento en que creas que a lo mejor ya te has desviado, detente”.
Gonzales añade: “Si te extravías, lo primero que debes hacer es darte cuenta de que tienes un problema”. Mantente muy atento y haz pausas para descansar. Tratar de mantener el sentido del humor también ayuda: reduce el estrés y favorece el pensamiento creativo.
La manera más segura de salir con vida es tomar algunas precauciones básicas antes de viajar, como llevar en el coche equipo de supervivencia. Gonzales siempre lle-va cerillas a prueba de agua y leña para hacer un fuego; un serrucho para cortar ramas, y una lona y cuerda para improvisar un refugio. No olvides llevar una manta gruesa, una navaja bien afilada, un botiquín de primeros auxilios, una linterna de mano, pilas, comida y agua.
En general, a las personas perdidas que siguen caminando les va peor que a las que se quedan en un lugar, dice el doctor Richard N. Bradley, de la Cruz Roja. Busca un sitio para refugiarte antes de que oscurezca y trata de mantenerte seco. Procura estar siempre visible para que los socorristas puedan localizarte. En una zona abierta, forma una señal con objetos de colores vivos, traza una letra X grande con piedras o abre una zanja poco profunda, aconseja Dill. “El suelo y el subsuelo tienen distinto color”, dice. “Con una vara, traza en la tierra líneas rectas, que se ven fácilmente desde el aire”.
Se puede pasar varios días sin comer, así que, en general, es preferible no buscar comida porque hay muchas plantas silvestres venenosas. Es vital mantenerte hidratado; si se te acaba el agua, es mejor que bebas de un arroyo que morirte de sed. Si te pierdes en tu coche, no te muevas: el coche te da abrigo y te hace más visible para los socorristas.
Atragantamiento
El doctor Richard Stennes, de 64 años, se encontraba solo en su casa comiendo un bistec cuando sonó el teléfono. Se tragó el bocado a medio masticar y contestó, pero el trozo de carne se le atascó. Como no podía respirar ni hablar, se metió un dedo en la garganta para sacar el objeto, pero no lo logró. Intentó vomitar, pero tampoco pudo. Entonces se acercó a un sillón y se comprimió fuertemente el diafragma contra el brazo del mueble hasta que expulsó el pedazo y volvió a respirar.
Médico de urgencias, Stennes sabía que, si lo hacía bien, esto surtiría el mismo efecto que la maniobra de Heimlich. Si algún día te ves en la misma situación, busca rápidamente una silla u otro mueble o una barra de cocina, dice el traumatólogo Maurizio Miglietta. Con la parte superior del respaldo de la silla o con el borde de la barra, comprímete con fuerza la boca del estómago, empujando hacia arriba y hacia dentro. Si después de seis intentos aún no puedes respirar, marca el número de emergencias. Aunque no puedas hablar, ellos te encontrarán. Escribe la palabra “atragantado” en un lugar visible cerca de ti y no cuelgues el teléfono hasta que llegue la ayuda.

Infarto
Si experimentas un dolor opresivo en el pecho (que puede extenderse o no al brazo izquierdo), pérdida del aliento o sensación de muerte inminente, puede ser señal de infarto (las mujeres tienden a presentar otros síntomas, como fatiga intensa, náuseas, acidez y sudoración profusa). Llama al número de emergencias, y mastica una aspirina de 325 miligramos sin capa entérica, para que entre rápidamente en la sangre; esto inhibe la coagulación y puede evitar que ocurra el infarto. Mientras esperas, acuéstate para reducir el esfuerzo del corazón, aconseja la doctora de urgencias Sandra Schneider. Si sientes que vas a desmayarte, trata de toser con fuerza; esto cambiará la presión en el pecho y puede tener el mismo efecto que las compresiones de la reanimación cardiopulmonar (RCP), explica la doctora.
Si otra persona sufre un paro cardiaco, aplica la RCP sin dar respiración boca a boca. Llama al número de emergencias, y luego comprime fuerte y rápidamente el pecho de la persona has-ta que llegue la ayuda.
Objeto clavado en el cuerpo
Esto no sucede sólo en las películas de terror. Los huracanes y los tornados lanzan objetos a kilómetros de distancia, e incluso ciertas actividades recreativas, co-mo la pesca y el tiro con arco, pueden ser peligrosas. James Bertakis lo sabe por experiencia. A este hombre de 81 años, quien reside en Florida, una raya le clavó la espina de la cola en el pe-cho cuando saltó a su lancha. No se sacó la espina, sino que llevó el bote a tierra y consiguió ayuda.
Si tienes clavado un objeto en cualquier parte del cuerpo, incluso el ojo, no te lo saques, aconseja el doctor Richard O’Brien, portavoz del Colegio Estadounidense de Médicos. “El objeto podría estar comprimiendo una arteria, y al sacarlo hay peligro de que ésta sangre a chorros”.
Si se te clava una rama u otro objeto más o menos largo, corta la parte que sobresalga de tu cuerpo, pero no lo saques todo.
Emergencias al nada
Resaca. El doctor Stennes estaba nadando en el mar cuando de pronto lo arrastró la resaca. “No había salvavidas”, cuenta, “así que hice señas con la mano a la gente que estaba en la playa, pero ellos hicieron lo mismo. Pensé: Tengo un problema. No soy muy buen nadador ni puedo luchar contra la corriente. ¿Qué voy a hacer?” Flotó durante unos minutos, y luego hizo justo lo que recomiendan los expertos: nadó lentamente en dirección paralela a la playa hasta que salió de la corriente.
Uno se da cuenta de que está atrapado en la resaca cuando se siente arrastrado mar adentro, comenta el doctor Bradley, de la Cruz Roja. “La reacción natural es nadar hacia la playa, pero es muy difícil luchar contra la resaca”. Por suerte, estas corrientes suelen ser estrechas, así que, para salir de ellas, sólo tienes que nadar en dirección paralela a la playa, en un sentido u otro.
Calambres. Si estás nadando en aguas profundas, toma una bocanada de aire, ponte de espaldas y flota. Si te da un calambre (por lo general en la pantorrilla), flota boca abajo, agárrate los dedos de los pies y tira de ellos hacia ti para estirar la pantorrilla hasta que el dolor desaparezca. Si te da un cólico en el agua, ponte boca arriba, abre brazos y piernas y flota hasta que el dolor ceda un poco y puedas nadar de vuelta a la playa.
Ataque de oso
No te rías, ¡somos el país de Europa con más fauna salvaje!
Si te topas con un oso en los Pirineos o en los Picos de Europa, no corras: eso le incita a atacar. Retrocede lentamente, sin mirar al animal a los ojos. No grites. Si te embiste, trata de parecer lo más corpulento posible: saca el pecho, levanta los brazos y separa las piernas.
Entonces sí, grita para ahuyentarlo. Si ves que te va a atacar y no puedes salir corriendo, tírate al suelo, boca abajo, y entrelaza las manos detrás de la nuca.
Hazte el muerto, y no te levantes hasta estar seguro de que el oso se ha ido. Aléjate cuanto antes de la zona.
Intoxicacíon
Dos de las causas más comunes de intoxicación son las sobredosis accidentales o intencionales de fármacos (con frecuencia analgésicos, sedantes y antidepresivos) y el contacto con productos de limpieza. Antes de hacer nada, llama al número de emergencias, sin importar la cantidad de la sustancia que hayas ingerido.
No te provoques el vómi-to ni tomes jarabe de ipecacuana u otro vomitivo, aconseja el doctor Alvin C. Bronstein, del Centro de Intoxicaciones y Fármacos, en Denver (Estados Unidos). “Nunca se ha demostrado que la ipecacuana sea benéfica”, dice.
La ipecacuana te puede hacer vomitar durante ho-ras. Además, si has ingerido una sustancia cáustica y te provocas el vómito, te quemará el esófago y la garganta. Y supongamos que por accidente ingeriste algunos sedantes de más. Si tomas jarabe de ipecacuana mientras estás somnoliento y tu reflejo nauseoso no funciona bien, una sobredosis controlable de sedantes se puede convertir en algo mu-cho más peligroso.
El monóxido de carbono, gas incoloro e inodoro, es un veneno que mata a miles de personas cada año, sin que se den cuenta. No quemes carbón o leña dentro de la casa, ni dejes encendido el calentador de agua durante la noche.
Si inhalas blanqueador de cloro o amoniaco, aléjate del lugar de inmediato. Si el producto de limpieza hi-zo contacto con tu piel, lava con agua la zona afectada. Luego llama al número de emergencias o a un hospital y sigue las instrucciones que te den.
Rayos
David Grillmeier estaba pescando en la playa una tarde lluviosa en Orlando (Florida), cuando el cielo empezó a oscurecerse. Sabía que debía resguardarse, pero lanzó su caña para hacer un último intento. Su siguiente recuerdo es que estaba tendido de espaldas, con la caña quemada sobre el pecho.
Consciente, pero con un dolor terrible y sin poder mover brazos ni piernas, se quedó en el suelo, mientras un amigo suyo pedía auxilio. Cuando llegó la ambulancia, David, de 36 años, se enteró de que tenía quemaduras en el 65 por ciento del cuerpo. Pasó más de un mes en cuidados intensivos, y sufrió problemas de memoria durante meses.
Si estás al aire libre y se desata una tormenta, corre a meterte bajo techo. Un edificio cerrado es lo más seguro, pero un coche también sirve: cierra las puertas y ventanillas y no toques ninguna superficie metálica. Quédate allí hasta media hora después del último trueno. Si pasan menos de 30 segundos entre el trueno y el rayo, este último caerá a unos 10 kilómetros de distancia. Un rayo puede alcanzarte incluso a 25 kilómetros.
Cuando busques dónde resguardarte, evita los objetos altos y aislados (árboles, edificios parcialmente descubiertos), los postes, las vallas y todo objeto o superficie de metal. Si estás con un grupo, no os juntéis; manteneos por lo menos a cinco metros de distancia. Así, si un rayo alcanza a alguno, no lesionará a los demás.
Hemorragia Intensa
Sangrar a chorros asusta mucho pero debes guardar la calma. Olvídate de los torniquetes, dice la doctora Sandra Schneider. Utiliza la mano, un trapo limpio, toallas de papel, un pañuelo o cualquier tela que encuentres, y comprime la herida hasta que la hemorragia se detenga. En la actualidad los torniquetes ya casi no se usan en primeros auxilios. “Si tienes un corte en el muslo y aplicas presión sobre él, cierras sólo el vaso sanguíneo roto, pero si te pones un torniquete, obstruirás venas y arterias de toda la pierna”, explica la doctora. “Podrías perder el pie”.
Según el doctor Charles Pattavina, director de medicina de urgencias del Hospital Saint Joseph, en Maine (EEUU), el torniquete debe usarse únicamente cuando se tiene la certeza de que toda la parte por debajo de la herida ya no puede salvarse: por ejemplo, si el accidente causó la mutilación de un dedo, brazo o pierna.
Inundación
Primera regla: jamás conduzcas sobre el agua. A veces, lo que parece un charco puede resultar un agujero profundo. “Bastan 30 centímetros de agua para arrastrar un coche”, dice Robert Sinclair, experto en seguridad. Si te atascas, sal del coche (el motor se apagará cuando el agua alcance los controles electrónicos). Si el agua te llega a media rodilla o corre demasiado rápido para que vadees, sube al techo del coche o o a algún lugar más elevado y espera a que te auxilien.
Si de pronto te ves sumergido (tras caer de un puente a un lago o río, por ejemplo), baja las ventanillas lo antes posible. El agua entrará a raudales, dice Sinclair, pero al igualarse la presión dentro del coche podrás abrir la puerta o salir nadando por la ventanilla. Hazlo rápidamente, ya que el sistema eléctrico de las ventanillas automáticas puede dañarse y dejar de funcionar. El martillo salvavidas es una herramienta que permite romper los cristales del coche y cortar los cinturones de seguridad. Sinclair lleva uno entre el asiento del conductor y el tablero para las emergencias. Rompe cualquiera de las ventanillas (los parabrisas suelen ser más gruesos y difíciles de romper), y nada hacia terreno alto y seco.
En un huracán o tormenta con vientos fuertes, refúgiate en un armario. No trates de salir y vadear, ya que el agua puede derribarte. Si la casa se está inundando, sube al techo (si resulta seguro) cuando cesen la lluvia y el viento, dice la teniente Ana Wisneski, de la Guardia Costera de Estados Unidos. Lleva contigo mucha agua, filtro solar, una linterna de mano, medicinas y sábanas blancas o toallas coloridas para hacer señales a los socorristas. Entonces espera a que llegue la ayuda.
Reacción Alérgica
Las picaduras de abeja y las alergias a los alimentos y a las medicinas pueden ser mortales. Los síntomas incluyen escozor en una zona específica o en todo el cuerpo, a veces acompañada de ronchas, hinchazón y, en casos extremos, dificultar para respirar.
Si padeces alguna alergia grave, elabora un plan de acción con tu médico, quien quizá te prescriba el uso de un autoinyector de adrenalina sintética, quemantiene el latido cardiaco, mejora la respiración y te da unos 20 minutos para llegar a un hospital.
Aunque no padezcas una alergia grave, debes estar preparado para una reacción espontánea. Lleva en tu cartera un antihistamínico potente en comprimidos de acción rápida. Éstas contrarrestarán la reacción alérgica mientras esperas a que alguien te auxilie. Sin embargo, como los antihistamínicos suelen provocar somnolencia, no conduzcas para ir al hospital.
Atrapado en un edificio en llamas
Si se trata de un edificio de oficinas y no puedes salir, no te dejes llevar por el pánico. “En cualquier situación de emergencia, los que sobreviven suelen ser aquellos que mantienen la calma”, dice la doctora Schneider. Llama al número de emergencias; luego enciérrate en un cuarto sin humo y pon una toalla mojada bajo la puerta para evitar que entre humo, aconseja el bombero neoyorquino Dan McBride. Túmbate en el suelo, donde podrás respirar y ver mejor hasta que llegue la ayuda.
Si estás en una casa, agáchate todo lo que puedas y sal a gatas rápidamente hasta que te hayas alejado bastante del incendio. Entonces pide auxilio.

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