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jueves, 6 de noviembre de 2014

COMER DELANTE DEL ORDENADOR TE HACE ENGORDAR




Modelos comiendo

Últimos estudios de nutrición lo sostienen. No hacer la pausa a
mediodía no solo es una fuente de estrés sino que contribuye a aumentar de peso. Es el momento de sacar el tupper fuera de la oficina.

Analiza cualquier día de tu semana de lunes a viernes: entras temprano, con suerte has desayunado en casa, a media mañana comes cualquier snack de la máquina, se va acercando la hora de comer y no tienes tiempo para comer fuera, tienes un tupper pero no tiempo para calentarlo, vuelves a la máquina, te dan las 4 y sigues sin comer, haces un nuevo viaje a la zona de vending para coger algunos snacks más para pasar la tarde, termina tu jornada y, antes de irte, terminas esa bolsa de patatas fritas que empezaste dos horas antes. ¿Te reconoces en esta (nefasta) rutina alimenticia?
No serías ni la primera ni la única en tener adquiridos estos hábitos alimenticios tan estresantes y poco saludables. De hecho, es una costumbre que siguen a diario miles de personas que, además, se sorprenden por su rápido aumento de peso a pesar de que no hacen una comida 'seria'. Es decir, que piensan que por comer unos cuantos snacks y no un plato completo y alimenticio como -por ejemplo- unas lentejas, ingerirás menos calorías. Craso error.

Un estudio realizado en 2013 por una empresa de suplementos alimenticios demostraba que aquellos trabajadores que comían a diario 'al desko' (un juego de palabras entre al fresco y desk, mesa en inglés) terminaban por ingerir más de 1.200 calorías en su jornada laboral. Teniendo en cuenta que una mujer adulta debe consumir alrededor de 2.000 al día, este menú de mediodía haría tambalearse a toda su tabla calórica saludable. La causa no está precisamente en no levantarse de la silla -no pienses que por bajar a la cantina o a un banco del parque estás haciendo grandes esfuerzos-; la culpa está en el tipo de alimentos que comes delante del ordenador.

¿Por qué comemos delante del ordenador? Por prisa. ¿Y qué consumimos? Desde luego que no un menú completo que incluya verduras, proteínas magras, carbohidratos de absorción lenta y las vitaminas de la fruta. Lo que suele pasar en este momento es que tiras de fast food. Cualquier cosa que venga de una máquina de vending o de un establecimiento de comida rápida nunca será tan sano como algo preparado en casa o en un restaurante 'normal'.

Se acaban de publicar los resultados de otro estudio realizado por Ashima Kant, profesora de nutrición de la Universidad de Nueva York. sobre este mismo tema. De nuevo, los resultados son reveladores. Con un grupo de más de 8.000 participantes como objeto de estudio, se concluyó que aquellos que comen su propia comida elaborada por ellos mismos y en grupo tenían menos riesgo de padecer obesidad y enfermedades derivadas de comer fuera (o sobre el teclado).
"Encontramos que los participantes que comían 6 o más comidas de fuera de casa tenían un índice de masa corporal más alto y más bajas concentraciones de la lipoproteína de alta densidad, una molécula que elimina el exceso de colesterol en sangre", explica Kant. La conclusión es que hay que evitar la tentación de comer algo rápido y precocinado -o procedente de una máquina- delante del ordenador a favor de un tupper casero.

MÁS ORDENADOR, MENOS SOCIALIZACIÓN: A FAVOR DEL TUPPER (FUERA DE LA OFICINA)

El hecho de terminar comiendo delante de la pantalla también tiene otras consecuencias más allá de ganar peso. También impide que los trabajadores socialicen entre ellos, algo que puede parecer trivial pero que a la larga termina por alienar a las personas y a convertir la jornada laboral en una larga sucesión de horas en la cual apenas tienes un segundo para hablar con nadie.

Cada empresa tiene un tiempo establecido de pausa a mediodía para comer. Tomártelo no solo sirve para calmar el hambre sino para despejar la mente, tomar aire fresco y relacionarse con los compañeros. Si en tu edificio no disponéis de ningún espacio establecido para comer con vuestro propio tupper, piensa que también existen los parques, las azoteas o las terrazas. Y sí, incluso abrigados en invierno se puede pasar un rato agradable.

Por cierto, ¿sabías que comer en tu puesto de trabajo tampoco es exactamente higiénico? Los teclados son algunos de los objetos, junto con los móviles, que más gérmenes acumulan. Comiendo sobre ellos no solo generas más sino que encima te expones a ellos.
Destinar un mínimo de 20 minutos -más de una hora implica una interrupción demasiado larga de la jornada laboral, impidiendo retomarla rápidamente- a comer con los compañeros son todo ventajas:

· Descansamos la vista de todos los efectos nocivos que el monitor tiene sobre ella. De hecho, lo recomendable es tomarse un respiro de unos 5-10 minutos cada dos horas pero, si eres de los que se lo saltan, la hora de la comida es el momento ideal.

· Despejeamos la mente. Pensar con claridad es esencial para rendir en el trabajo.

· Cargamos las pilas. Cambiar de ambiente durante un rato y hablar de otras cosas que no sean el trabajo es todo un soplo de aire fresco para retomar la jornada con más énfasis y creatividad.

· Comemos más sano. Cualquier cosa preparada en casa siempre va a ser más sana que algo extraído de una máquina, de un restaurante o de una cadena de fast food. No te dejes engañar por las 'opciones sanas' de estas últimas: esa manzana que viene envasada está cargada de conservantes para mantener ese aspecto de recién pelada. Y un sándwich preparado donde apenas distingues los ingredientes entre una amalgama de mayonesa y queso tiene mucha más grasa y azúcares que un buen plato de pasta homemade.

¿Y SI NO TENGO TIEMPO PARA COCINAR?
Ése es el gran problema de todo trabajador del siglo XXI, falta de tiempo y ganas para dedicarle a preparar unos menús sanos, económicos y apetecibles con los que tirar toda la semana. Pero no hace falta ser Ferran Adrià o gastarte un dineral en un robot de cocina que lo haga por ti. Existen trucos muy sencillos que te pueden ayudar a mejorar tu dieta de lunes a viernes que solo requieren un poco de organización. Toma nota de nuestro 'Decálogo Tupper':

1. Elabora menús: dedica un rato del fin de semana a planear lo que vas a comer durante los siguientes días. Así, podrás ir a la compra a tiro hecho y comprar exactamente lo que necesitas para cada.

2. Organiza tu despensa: ten siempre reservas en el armario de la cocina y en el congelador. Que no te falten básicos para poder prepararte un buen plato saludable en cualquier momento: legumbres cocidas, pastas, cuscús y arroz, carne magra congelada, fiambres, pan tostado, latas de conserva de buena calidad... 

3. Prepara platos tupperfriendly: escoge cosas que puedas congelar o que no se vayan a estropear por llevar en una tartera. Hay clásicos que ya se nos han olvidado que saben igual de bien un día después de prepararlos como las tortillas, la ensaladilla rusa, los guisos de cuchara o las cremas y purés. Aquí tienes una serie de recetas On The Go, y otra con las sopas más saludables, completas y ligeras. No te faltarán las ideas.

4. Hazte con tuppers de calidad: si hay algo que resulta desagradable es que cada cucharada de lo que comes tenga sabor a detergente de lavavajillas o plástico. Cómprate tarteras de cristal, mucho más higiénicas ya que no cogen olores ni sabores.

5. Vuelve al bocadillo: una vez desmontado el mito de que el pan engorda, queda claro que es lo que va entre las dos rebanadas lo que aumenta las calorías. Opta por ingredientes como las carnes magras a la plancha, el huevo duro, las verduras de hoja verde, el tomate, el queso bajo en grasa, el aguacate o incluso las verduras a la plancha para rellenar. ¡Ah! Y mostaza en vez de mayonesa o mantequilla.

6. Recupera las legumbres: son unas de las mejores fuentes de energía que podemos consumir y las tenemos totalmente abandonadas. Y eso que es muy fácil consumirlas si las compramos cocidas y en bote, una manera sencilla, saludable y barata de tenerlas en casa. ¿No sabes prepararte una fabada? No te preocupes, utiliza esas alubias blancas o rojas ya cocidas y mézclalas con tus ingredientes preferidos para tener una nutritiva ensalada.

7. Otra ensalada es posible: puede que estés harta de la insípida y gaseosa lechuga iceberg, pero hay otras verduras con las que preparar un sabroso y rápido plato fresco. Tiienes espinacas, rúcula, berros, escarola o batavia a tu disposición para crear ensaladas distintas. Y, volviendo al punto anterior, también legumbres.

8. No renuncies a los hidratos: te aportan la energía que necesitas para pasar el día y, al saciar más, evitarás el picoteo insano por la tarde. La ensalada de patata, un cuscús con verdura o carne, guisos de quinoa o pasta con salsas saludables te sacarán de más de un apuro.

9. Lleva encima snacks saludables: sí, todo el mundo necesita picar en un momento u otro del día. De hecho, lo que siempre recomiendan los nutricionistas es hacer 5 comidas al día. Aquí tienes 15 ideas para picar sin pecar.

10. Túrnate con tus compañeros para cocinar: ¿qué tal cocinar un solo día y no 5? Eso sí, para varios y no para ti sola. Que cada uno lleve comida para todos cada día de la semana es una solución más que socorrida y que evitará que te estreses pensando menús.

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