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miércoles, 16 de mayo de 2012

ADIÓS AL ESTRÉS

Consejos para mantener el estrés bajo control y tomarte la vida de otra forma.
Por desgracia, son muchas las situaciones que en nuestro día a día nos pueden llevar a padecer estrés. Los cambios hormonales, los problemas en el trabajo, discutir con nuestra pareja e incluso un ambiente cargado o demasiado frío pueden hacer que caigamos en un estado de nerviosismo que consigue arruinarnos el día y hasta hacer que caigamos enfermas.

Practica la relajación
Al menos un par de veces a la semana, dedica unos pocos minutos a hacer este sencillo ejercicio de relajación. Sentada en una silla con la columna vertebral totalmente apoyada en el respaldo y la cabeza derecha, cerra los ojos y centra la atención en cada parte del cuerpo: hombros, espalda, brazos, piernas, pies... Se trata de relajarlas todo lo posible e ir aflojando los músculos como hacen los gatos cuando están en reposo.

Plantear los problemas
¿Cuál es el problema?¿Cuáles son las causas? ¿Qué soluciones posibles existen? ¿Cuál es la mejor solución? Analiza de manera racional lo que te preocupa y actúa lo antes posible. Escribe las preguntas en un papel y trata de darles respuesta, te asombrará el resultado. Simplifica al máximo y no te salgas de las respuestas que tú misma te has dado. Si lo necesitas pide ayuda a las personas que te quieren y recuerda que los problemas que se comparten son menos problema.

Ríe y llora
Cuando puedas y cuando lo necesites. No reprimas tus emociones pensando en el qué dirán los demás ya que esa conducta sólo te llevará a un estado en el que no te encontrarás agusto.

Reduce el consumo de excitantes
Como la cafeína, la teína, el azúcar, el acohol y el tabaco. Consumir estas sustancias en épocas de estrés lo único que hacen crear un circulo vicioso del que es muy difícil salir. Y no, fumar no relaja; sólo calma la sensación de la necesidad de tabaco que tiene el organismo de un fumador y aumenta los niveles de estrés.

Hacer ejercicio
La actividad física nos ayuda a reducir los niveles de estrés e incluso nos hace más felices, ya que el cerebro segrega endorfinas durante el ejercicio. Por ello muchos deportistas tienen "mono” de deporte. El ejercicio físico te cansa y te ayuda a dormir mejor, además de que nos ayuda a sentirnos bien con nosotras mismos, lo que aumenta el autoestima y deriva en menos estrés. Márcate metas reales que puedas cumplir y aumenta poco a poco la intensidad de tu entrenamiento.

Márcate unos horarios
Las rutinas para comer y dormir son muy beneficiosas para el organismo que ya sabe lo que le toca. Ésto tan sencillo te ayuda a relajarte. Si te cuesta dormir, intenta ir a la cama siempre sobre la misma hora y crea una rutina anterior: desmaquillarte, tomar una infusión, leer un poco… así el cuerpo “sabe” que toca dormir y se prepara para el sueño.

Concéntrate en una sola cosa
Centrar la atención en una sola cosa también es una buena forma de reducir el estrés. Las manualidades, como el ganchillo o pintar miniaturas, serán tus grandes aliadas.

Apaga el ordenador y el teléfono
Las pantallas lumínicas aumentan los niveles de estrés así que apaga tus dispositivos electrónicos al menos una hora antes de ir a dormir para poder relajarte como es debido y descansar mejor.

Busca tiempo para ti
Dedica al menos un día a la semana a realizar actividades que no tengan nada que ver con tu rutina de trabajo y que realmente te gusten y te hagan disfrutar.

Piensa en positivo
Al igual que una conducta de pensamiento negativa nos lleva a un estado de depresión, pensar en positivo nos ayuda a mejorar. Intenta buscar el lado bueno y fácil a los pequeños disgustos del día a día y no caigas en el error de dramatizar en exceso cosas que realmente no son importantes.

Respira de forma consciente
Concentrarnos en nuestra respiración es otro de los métodos más utilizados para relajar el cuerpo y la mente en situaciones de estrés. Para lo que estés haciendo, busca un lugar tranquilo, siéntate y respira profundamente sin pensar en nada durante un par de minutos. Verás como luego las cosas se perciben de otra forma.

Nadie es perfecto
Ten siempre presente que nadie es perfecto. Ni lo somos, ni tenemos por qué serlo. Todos tenemos nuestros puntos fuertes y también nuestros puntos débiles, así que lo mejor es conocerlos y pedir ayuda a nuestros amigos y nuestra familia si lo necesitamos.

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