LOS MASAJES SON UNA GRAN MEDICINA

En otros tiempos, en los spas habían hombres musculosos, que frotaban aceite sobre tu piel sólo para hacerte sentir bien. Pero ahora los terapeutas conocen mejor la ciencia tras el masaje: cuando estás tensa, la sangre, rica en oxígeno, no fluye libremente por el cuerpo, en particular hacia el cuello y los hombros. "El masaje no sólo favorece la circulación-relajando así los músculos-, sino que, a causa de la presión, también estimula receptores subcutáneos, que propician la liberación de sustancias químicas, como la serotonina, e impiden el flujo de las hormonas que provocan estrés y dolor", dice Tiffany Field, fundadora y directora de los Touch Research Institutes.
Si no tienes plata para acudir a un profesional, Larry Costa, dueño del spa Life Is Beatiful, en Nueva York, te recomienda darte tú misma masajes en los pies y en la cabeza, lo cual resultará igualmente beneficioso. Costa sugiere que te sientes sobre un cojín en el piso y, con las piernas cruzadas, frotes tus pies alrededor del empeine y el tobillos hasta, lentamente, llegar a los deos. Una vez allí, hala y frota cada uno, muévelos y presiónalos por la parte de abajo (lo cual se reflejará en ciertas áreas de la cabeza). Frótate también las plantas y los talones, camino a las piernas.
Para darte un masaje en la cabeza, comienza aplicando una ligera presión circular en las sienes. Traza un camino hacia las orejas, hala los lóbulos y frótate tras ellos.
Ahora, frota todo el cuero cabelludo y hala el cabello por las raíces para liberar la tensión acumulada en toda esa zona. Baja hasta esa hendidura en la base del cráneo, llamada occipucio, de donde parten los nervios que recorren la columna vertebral.