Los beneficios de tener una mascota se enfocan en tres ámbitos diferentes: en el aspecto físico (reducción de la presión arterial, fortalecimiento de los músculos, recuperación de los enfermos cardíacos), en el mental (disminuye la ansiedad y el estrés, mejoran el estado de ánimo), en lo social (facilitan la interacción con otras personas, estimulan el diálogo,etc.). Pero ¿en qué verdaderamente reside el increíble y excepcional poder terapeútico de los animales? Simple: en su falta de competitividad. Los expertos ofrecen como argumento que los seres humanos nos sabemos superiores a las mascotas. Además la capacidad que tienen ellas de comportarse siempre sumisas y fieles contrasta con los rasgos naturales que va presentando el hombre según evoluciona en la vida. En pocas palabras: los animales no cuestionan, no condenan: únicamente aman y acompañan. La doctora Karen Allen, de la Universidad de Buffalo, Nueva York, que investiga los efectos fisiológicos de los animales domésticos en los humanos, asegura que los beneficios se deben a que los animales no emiten juicios como las personas , lo que los convierte, a su entender, en excelentes consejeros. El secreto, en otras palabras, reside en el amor incondicional que ofrecen las mascotas.
¿Le hablas a tu perrito? Pues es muy común entre quienes poseen mascotas referirles sus inquietudes o confesarles cosas que no revelarían ni a grandes amigos. Este hábito parece indicar que el animal de compañía puede reunir muchos de los atributos de un buen consejero: auntenticidad, honestidad, empatía, abstinencia de juicio, capacidad para escuchar y una absoluta confidencialidad.
Las mascotas responden a las necesidades de sus amos; es decir, que no se comportan simplementee con una afectuasidad genérica. Por eso, los beneficios no sólo dependen de la presencia de ellos en el hogar, sino del vínculo que establecen con sus amos. Cuanto más intenso es este lazo, mayores resultan los efectos positivos. Está demostrado que cuando establecemos sólidad relaciones emotivas con los animales, nos volvemos más sociables. Además, ellos compensan la carencia de afecto que, a veces, otros humanos no nos llenan.
Se ha probado que las mascotas incentivan en los niños el sentido de reciprocidad con los demás, desarrollan habilidades sociales y hasta responsabilidad. Como si fuera poco, tener una mascota proporciona, según varios investigadores, mayor sentido de seguridad y de autoestima, saca a la gente de ensimismamiento y estimula la sociabilidad.
Las mascotas tambíen suelen representar un gran alivio para las personas desconsoladas. Se ha comprobado, incluso, que en casos de pérdida de un ser querido, los que poseen animales de compañía presentan menor tendencia a la desesperación y el aislamiento. También la compañía de un perro ayuda a controlar la presión arterial, mejora la depresión, la angustia y disminuye las posibilidades de riesgos coronarios. Karen Allen ha demostrado que las mujeres solitarias de edad avanzada obtienen de una mascota beneficios muy similares a los que tienen compañía humana.
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