- Evita los factores desencadenantes. Cada persona, en las sucesivas crisis, llega a identificar las causas. Hay que modificar ciertos hábitos que pueden ser especialmente perjudiciales, como es tomar alcohol (incluso en bajas dosis), los olores fuertes y persistentes (acetona, pegamentos, barnices...) y trasnochar.
- A nivel médico hay que actuar de forma preventiva para que disminuyan el número de crisis y la intensidad de las mismas. Los distintos fármacos usados varian según criterio de tu médico: betabloqueantes, antiepilépticos, antidepresivos, calcioantagonistas.
- Para las crisis ya instauradas también existe un amplio abanico de posibilidades, como los analgésicos puros y antiinflamatorios no esteroideos (AINES), siempre bajo control médico. Sin embargo, la revolución terapéutica en las crisis agudas ha venido dada por los triptanes, ya que han demostrado una gran eficacia y ha mejorado la calidad de vida de muchos pacientes.
- La automedicación es muy frecuente en estos pacientes, pero debe evitarse totalmente, ya que se han descrito cefaleas ocasionadas por el abuso de analgésicos.
martes, 28 de enero de 2014
MIGRAÑA : QUÉ DEBEMOS HACER Y QUÉ NO
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