Alimentación Consciente o "Mindful Eating", como se conoce al método en EEUU, te enseña a comer sin dietas y a relacionarte de manera sana con la comida y, en definitiva, contigo misma.
En EE UU hace 20 años que funcionan varios métodos pasados en los mismos principioswww.thecenterformindfuleating.org, pero el método ha vuelto a salir a la palestra tras la singular propuesta del restaurante Eat, situado en Brooklyn (Nueva Yor), de comer en silencio una vez al mes un menú cerrado de cuatro platos, con el fin de dedicar los cinco sentidos y disfrutar al máximo de la comida.
Según Nicholas Nauman, chef del resturante, el silencio da a los clientes la oportunidad de disfrutar mejor de los alimentos. Lo único que se oye es el ruido de los cubiertos sobre los platos o el trajín de la cocina. “Hay una gran energía en la sala”, asegura.
¿Qué es la alimentación consciente? Tiene su origen en el mindfulness –conciencia plena- del Dr. Jon Kabat-Zinn de la UMASS, de Massachusetts, y en su programa MBSR de reducción de estrés, así como en técnicas de inteligencia emocional. No pone la atención en qué comer sino en cómo y para qué comemos.
“Se trata de adoptar una serie de hábitos que te enseñan a relacionarte con la comida y, en definitiva, contigo mismo, de un modo diferente. Sin hacer ningún tipo de dieta, consiste en ser consciente tanto de tus sensaciones físicas –hambre-saciedad-, como de tus emociones, para ser libre de elegir cuándo empezar y cuándo terminar de comer”, explica Mª Pilar Casanova, Coacher en Alimentación Consciente
Los pilares del método
No comas si no tienes hambre: Cada vez que vayas a comer pregúntate para qué vas a comer. Si la respuesta es que te aburres, estás enfadada, sola, agobiada, estresada o simplemente quieres descansar, no comas. Trata de resolver estos problemas de otra forma: date una ducha de agua caliente, llama a una amiga, ponte a caminar, leer o escribir, escucha música, planifica tus vacaciones…
Antes de comer y cenar, bebe un vaso de agua: Te sacia y calma tu ansiedad. “En ocasiones no sabemos distinguir entre el hambre y la sed, y acabamos comiendo cuando deberíamos estar bebiendo”, revela Casanova.
Saborea cada bocado: Come de todo, saboreando cada bocado como si cada plato estuviera preparado por Ferran Adrià. Uno de los ejercicios consiste en invitar a los participantes a comer una mandarina, una patata, una onza de chocolate, una aceituna o un puñadito de pasas, en 20 minutos.
En este tiempo podemos mirar lo que estamos comiendo, reflexionar sobre ello, tenerlo entre nuestra manos, llevarlo a nuestra boca, masticar pacientemente y disfrutar de su sabor”, explica la experta.
Come sin distracciones: Si te conectas a algún dispositivo tecnológico –tele, ordenador, Ipad, Iphone-, te desconectas tú, advierte Casanova. “Tienes que estar en contacto contigo misma y con tus sensaciones. Tampoco comas de pie, aunque sea un snack, hazlo siempre sentada y con un plato delante, porque no lo registras como si estuvieras comiendo y no eres consciente de lo que ingieres”, asegura.
Come de todo: “Atrévete a comer de todo, el problema no es lo que comes sino la cantidad que comes. Y si tienes alimentos prohibidos aumenta la tentación de ingerirlos. Si no los hay no hay nada que transgredir”, según la coacher.
Pregúntate ¿tengo más hambre?: Nos han enseñado a comérnoslo todo, sin dejar nada en el plato. Pues bien, con este método la primera semana te enseñan a dejarte algo de comida en el plato y tirarlo, para que rompas el hábito. A cambio debes poner un euro en una hucha cada vez que lo hagas y dárselo a una ONG. “Tú no eres un cubo de basura y este gesto ayuda mucho más a todos”, asegura Casanova.
Acaba siempre la última: Cuando vamos en grupo nos descontrolamos. “Observa quién acaba el último en comer y termina después que él. E invierte como poco 20 minutos en tu comida”, aconseja la experta.
Ejercicio: se trata de realizar 30 minutos diarios de una actividad aeróbica que realmente te guste, puede ser caminar, correr, nadar, montar en bicicleta…Y de incorporar el ejercicio en tu vida, subiendo escaleras en lugar del ascensor, bajándote una parada antes del metro o el autobús, yendo a pie a recoger a los niños al cole…
Meditación: Se recomiendan 15 minutos diarios de meditación –simplemente respirar profundamente y dejar pasar los pensamientos, como si tú fueras el cielo y tus pensamientos las nubes que pasan-. “Esta práctica ayuda a entrenar la atención”, asegura la experta.
Motívate: La visualización es un ejercicio que se hace siempre durante el curso. “Tienes que decirle a tu subsconsciente como quieres ser, imaginarte como será tu cuerpo cuando adelgaces, cómo te sentirás, cómo te moverás… Tienes que saber quién quieres ser para poder ser esa persona. Y pensar que todo lo que has logrado en tu vida ha sido porque te lo habías propuesto antes”, concluye la coacher.
Resultados: Puedes adelgazar de 2 a 3 Kg en 8 semanas, pero el principal resultado es el cambio de hábitos. Comer de todo, pero sólo cuando tienes hambre física de verdad. Te sientes liberada, tranquila y dejas de luchar con la comida. “Aprendes a conectar contigo, con tus necesidades y a satisfacerlas de un modo más adecuado. Adoptas recursos para regular tus emociones”, apunta Casanova.
Ventajas: No hay que hacer dieta. “Las dietas funcionan solo a corto plazo”, advierte Casanova. Tampoco cambias tu alimentación, ni hay restricciones de ningún tipo, y puedes hacer tu vida social habitual. “Es un método para obtener resultados a largo plazo y mantener un peso adecuado de manera sostenible”, asegura la experta.
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