¿DIABÉTICA Y EMBARAZADA? YA NO HAY PELIGRO

Quizás recuerdas la película Steel Magnolias, en la que Julia Roberts interpreta a una mujer diabética que muere de un fallo hepático después de dar a luz a su bebé. El guión fue escrito por Robert Harling, cuya hermana murió por problemas provocados por la diabetes.
"El riesgo de complicaciones serias por diabetes tipo I, tanto para la madre como para el bebé era alto hace unos años", dice el Dr. Satish Garg, director de Young Adult Clinic, en la Barbara Davis Center para la Diabetes Infantil, en Denver. "Pero ya no".
La diabetes tipo I ocurre cuando el páncreas no produce insulina o la produce en poca cantidad. Cuando las mujeres quedan embarazadas, sus niveles de glucosa comienzan a descontrolarse por la fluctuación de las hormonas. Sus cuerpos, como consecuencia de eso, producen más insulina, se eleva mucho el nivel de glucosa en la sangre.
En el pasado, la mujer diabética podía experimentar presión arterial alta, problemas en el riñon o fallo hepático durante el embarazo y después del parto. Los niveles de glucosa a menudo causaban anormalidades en sus bebés, por lo que se les aconsejaba usar anticonceptivos para evitar el embarazo.
Pero ahora, al controlar los niveles de glucosa en la sangre, se ha logrado hacer la diferencia.
En los 90 se creó un nuevo tipo de insulina que simulaba la que el cuerpo no podía producir. Y cada vez se están hay más aparatos para usar en la casa y analizar con facilidad los niveles de glucosa.
Hoy la mayoría de las mujeres diabéticas pueden quedar embarazadas-a excepción de las que tengan algún problema avanzado del riñón o en la vista- siempre que mantengan sus niveles de glucosa bajo control, preferiblemente desde antes de concebir. Otra ventaja: antes, las madres diabéticas daban a luz niños que pesaban más que el promedio, porque el exceso de glucosa pasaba a la placenta, pero en la actualidad, al estar controlada los bebitos están naciendo con un peso normal, aproximadamente 3.5 kilos (7.5 libras).