Después de poner cámaras ocultas en los cuartos de los hospitales de enfermos terminales, Daniel Sulmasy descubrió algo perturbador: con demasiada frecuencia, estos enfermos pasan solos sus últimos días.
"Hay que mirar los videos para darse cuenta de su gran soledad", explica Sulmasy, director ético del hospital Saint Vicent´s Manhattan y presidente de Instituto de Bioética del Colegio de Medicina de Nueva York. "Se quedaban más de 18 horas diarias sin ninguna compañía".
Las enfermeras entraban y salían un promedio de 45 veces al día, pero sólo permanecían dos minutos en cada ocasión; los médicos iban tres veces al día y se quedaban únicamente tres minutos por vez, y el tiempo medio de visitas de familiares era 24 minutos.
Las encuestas realizadas entre enfermos de cáncer terminal revelan que una de sus mayores aflicciones es el miedo a la soledad y el abandono, agrega Sumalsy, y sugiere a los familiares a pedir al hospital que amplie el horario de visita o considerar la posibilidad de atender al enfermo en casa.
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