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martes, 16 de marzo de 2010

LOS ADEMANES DE UN MENTIROSO

Mientras de la boca del mentiroso sale una historia, su cuerpo te cuenta otra. Ademanes sospechosos: golpes en la mesa con el lápiz o la pluma a una velocidad supersónica, quitarse pelusas imaginarias del suéter, retroceder gradualmente hacia la salida más cercana...Estas "inocentes" acciones son un claro indicio de falta de honestidad. ¿Por qué? Según Mark Mazzarella, abogado de la ciudad de San Diego y coautor de Reading People (Leyendo a la gente), a excepción de algunos acusados de crímenesy ciertos presentadores de la televisión, para la mayoría de personas, mentir resulta superestresante. "Toda la ansiedad psicológica (el miedo a ser descubierto, la presión de ser convincente, los remordimientos por la falta de sinceridad) se manifiestan en esos gestos nerviosos", explica. Mis amigos jugadores les llaman "las delatadoras", pequeñas señales que alertan cuando alguién está faltando a la verdad, algo así como la nariz de Pinocho, sólo que un poco más sutil.
Pero aquí es donde la cuestión se complica: no todas las personas exhiben las mismas señales físicas cuando dicen una mentira. Por ejemplo, si tú nunca te sonrojas, excepto cuando te "enredas" en un complicado tejido de mentiras, ese rubor te delata. Pero, si sólo oír un chiste atrevido se te ponen las mejillas como llamaradas, ruborizarte es una reacción tuya muy común, estés o no en una situación comprometedora. Eso significa que descifrar el "lenguaje" corporal es una tarea doble: tienes que prestarles atención a las señales no verbales y, al mismo tiempo, fijarte si la conducta de la persona se desvía de lo que es normal en ella.

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