La breva es las dos primeras cosechas de la higuera. Manjar predilecto de Platón, esta "fruta de los filósofos" es muy rica en hidratos, el componente de los alimentos que nuestro organismo mejor convierte en glucosa, sirviendo de combustible no sólo para el cerebro, sino también para los músculos del cuerpo.
Un extra de energía
No es de extrañar que el reputado médico griego Galeno recomendar comer brevas a los atletas olímpicos. De hecho esta deliciosa fruta es ideal entre las personas que necesite un aporte extra de energía: embarazadas, madres lactantes, niños en época de crecimiento, adolescentes y personas con un gran desgaste mental. Debido a su riqueza en azúcares, magnesio y potasio, esta fruta está muy recomendada entre las personas que practican ejercicio físico de forma regular. Si bien, a causa de su alto contenido en fibra, es mejor que en vez de consumirla antes del entrenamiento o de la competición lo hagas después.
Un laxante suave y digestivo
La breva es un completo laxante natural porque suaviza el tracto intestinal y aumenta el volúmen de las heces sin resultar irritante o indigestivo. Gracias a su riqueza en fibra, reduce el riesgo de cáncer de colon y disminuye el colesterol.
Cura los catarros de verano
Si el aire acondicionado te ha hecho "pillar" un resfriado o una amigdalitis de aúpa, cuece media docena de brevas en leche hirviendo durante unos minutos, añade miel y bebe el preparado. Este remedio ablanda la tos y favorece la expectoración.
Calcio a raudales
La breva y el higo son la fruta más rica en calcio. Troceados en yogur o batidos con leche, obtendrás un tentempié con dosis excepcionales de este mineral.
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