A menudo me pregunto por qué siempre llego tarde. Así que hice un experimento: calculé que tardaría 10 minutos en llegar al café que está cerca de mi casa; después hice el recorrido con un cronómetro. El resultado: ¡20 minutos!. Decidí asignar el doble de tiempo a las tareas, y comencé a llegar a tiempo a todas partes.
Según la doctora Carol Goldberg, especialista en administración de tiempo y consultora corporativa en Nueva York, la mayoría de la gente subestima su tiempo, y cronometrarse es una buena forma de corregir el problema. "Mira más tu reloj para ver cuánto realmente te toma llegar a la oficina o responder a tus e-mail", aconseja. "Al planificar tu día reserva unos minutos adicionales para demoras imprevistas. Si terminas antes.¡relájate!.
domingo, 3 de abril de 2011
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