En rostros surcados por arrugas y enmarcados por el gris perla de las canas o en piel tersa y el cabello abundante de la infancia. En cuerpos colapsados por la testosterona o repletos de estrógeno. En seres perdidos en la desolación y el frío de Tierra del fuego o en medio del caótico tránsito del D.F. El estrés no hace ningún tipo de discriminación.
Se calcula que un 20% de la población sufre de trastornos de ansiedad y según datos estadísticos de países como México y Estados Unidos cerca del 50 % de la población adulta padece efectos colaterales del estrés. A tal punto se transformó en un problema generalizado que el presidente del American Institute of Stress, el Dr. Paul Rosch, señala que “el estrés se convirtió en el problema de salud más común de los Estados Unidos”.
A esta altura del año ya comienzan a sentirse sus funestos efectos y los pasos que restan parecen ser sobre un camino en ascenso.
Podrías tomarte unas vacaciones, disfrutar de un día de spa o anotarte para una cura de sueño. Pero eso solamente significaría aflojar momentáneamente la válvula que mantiene acumulada la tensión antes de la inminente explosión. No se puede vivir totalmente alejados del estrés porque de alguna forma este también es necesario para que podamos realizar las actividades de nuestra vida cotidiana.
Solange García Bardo, licenciada en psicología, miembro de laAsociación Argentina de Transtornos de Ansiedad y de Hémera- una institución dedicada al tratamiento de los problemas que provocan la ansiedad y el estrés patológico-, nos explica que lo más sano es aprender a regular el estrés y convivir con él. ¿Cómo hacerlo?
Presta atención a estos 10 tips:
1- Realizar técnicas de respiración, relajación y meditación. Llevar a cabo este tipo de técnicas tiene muchos beneficios, entre ellos controlar el estrés.
2- Cuidar los vínculos afectivos ya que son nuestra contención en la vida.
3- Equilibrar el tiempo de trabajo y las horas de esparcimiento.
4- Aprender a ser más flexibles tanto física como mentalmente.
5- No obsesionarse con un tema. Quedarse pensando en un tema más tiempo del necesario, o hacer más de lo que la situación merece es un hábito corrosivo.
6- Hacer ejercicio físico.
7- Alimentarse saludable y ordenadamente.
8- Sociabilizar. Desarrollar el área social es elemental.
9- El punto justo: ordenarse, establecer prioridades y poner límites claros.
10- Dormir bien. El sueño debe ser reparador.
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