Los avances de la ciencia revelan cómo puedes volverte más inteligente a cualquier edad...
... pero las mejores formas de obtener una mente más aguda e inteligente te sorprenderán.
Entrenamiento cerebral para agudizar la memoria. Ejercicio aeróbico para conservar la materia gris. Meditación para perfeccionar las conexiones entre la razón y la emoción. Todo esto suena muy bien, pero es frustrante la cantidad creciente de estudios que identifican formas para pulir el cerebro: no van lo suficientemente lejos. Claro que los ejercicios para mejorar la memoria son mejores para tu cerebro que, por ejemplo, ver programas reality en televisión, pero lo máximo que vas a conseguir es un acceso más fiable a los conocimientos que ya están dispersos por tu corteza cerebral.
Si la información no está ahí, ninguna cantidad de entrenamiento cerebral te dirá cómo funciona el sistema de Hacienda Pública, por qué estalló la I Guerra Mundial, la importancia de Las señoritas de Avignon de Picasso o por qué Word acaba de bloquearse. Por no hablar de información que podría mejorar significativamente tu vida cotidiana: ¿No sería maravilloso poder entender y recordar más de lo que lees y escuchas (¿cuál era el truco con las anualidades?), aprender —y retener— nuevas habilidades para mejorar tus perspectivas laborales (¡presentaciones animadas de PowerPoint!), y conectar fragmentos de conocimiento para, por ejemplo, discernir lo que entusiasma a tu jefe?
Esto es lo que todos queremos: saber más, entender más profundamente, hacer saltos creativos mayores, retener lo que leemos, ver las conexiones invisibles para los demás... no solo para sacar el máximo provecho de lo que ya tenemos entre las orejas, sino para ser, en dos palabras, más listos.
Al mejorar nuestro juego mental, seríamos capaces de ver inmediatamente cuando un vendedor nos está engañando, entender los estudios médicos relacionados con lo que nos preocupa, captar el impacto de la crisis del euro en nuestros ahorros para la jubilación y tomar decisiones más inteligentes en el trabajo, el amor y la vida.
Cuando profundizamos en las últimas investigaciones de neurobiología y ciencias cognitivas, un descubrimiento reciente destacó sobre los demás: el coeficiente intelectual, que se creía en gran medida inalterable después de la primera infancia, puede de hecho elevarse. Y no por un par de puntos insignificantes. Según un revolucionario estudio publicado el otoño pasado en la revista Nature, el CI puede aumentar la asombrosa cantidad de 21 puntos en cuatro años, o caer 18.
Cómo elevar el coeficiente intelectual
Un coeficiente intelectual superior te puede dar más satisfacciones que ser admitido un grupo de superdotados y poder alardear en tus citas por internet. El CI, medido por una batería de pruebas de memoria funcional, habilidades espaciales y reconocimiento de patrones, entre otras, captura una amplia gama de habilidades cognitivas, de la verbal a la analítica y más allá. Veinte puntos es “una gran diferencia”, dice la científica cognitiva Cathy Price del University College de Londres, quien dirigió la investigación. “Si una persona eleva su CI de 110 a 130, pasa de ser promedio a ser superdotado. Y si cambia de 104 a 84, pasa de ser promedio a estar por debajo de la media”.
Su estudio fue hecho com personas de 12 a 20 años pero, teniendo en cuenta los recientes descubrimientos sobre la capacidad del cerebro de cambiar incluso a los 60 y 70 años —la llamada neuroplasticidad— Price cree que los resultados son válidos para todos. “Supongo que el rendimiento en pruebas de coeficiente intelectual podría cambiar de manera significativa en la edad adulta también”, dice. “El mismo grado de plasticidad [que se observa en los adultos jóvenes] puede estar presente toda la vida”.
En un estudio reciente, Price y sus colegas documentaron cómo los cambios en el CI están relacionados com cambios estructurales del cerebro. En el 39 por ciento de los sujetos cuyo CI verbal cambió significativamente, escáneres cerebrales aplicados antes y después mostraron un cambio correspondiente en la densidad y volumen de la materia gris (la cantidad de neuronas) en una región de la corteza motora izquierda que se activa al nombrar, leer y hablar. En el 21 por ciento cuyo CI no verbal (cualquier capacidad de solucionar problemas no relacionados con el lenguaje, como el razonamiento espacial) aumentó o disminuyó, también lo hizo la densidad de materia gris en el cerebelo anterior, que se asocia con el movimiento de la mano.
Aunque la mayoría de nosotros piensa que las habilidades motoras y las capacidades cognitivas son como el agua y el aceite, varios estudios han descubierto que refinar las habilidades sensomotoras pueden reforzar las cognitivas”. Nadie sabe exactamente por qué, pero es posible que los dos sistemas cerebrales estén más interconectados de lo que creemos”.
Así que, si aprendes a coser o escuchas música clásica, podrías estar elevando tu coeficiente intelectual.
La importancia de la memoria a corto plazo
Aunque trabajar con la memoria a corto plazo, básicamente el bloc de notas del cerebro, ha sido considerado solo uno de los componentes del índice de inteligencia general, investigaciones recientes muestran que en realidad puede ser la palanca para aumentar la inteligencia en general.
En una de las mayores sorpresas de la investigación sobre inteligencia, científicos dirigidos por Susanne Jaeggi y Martin Buschkuehl de la Universidad de Michigan descubrieron que la memoria a corto plazo puede ser la base de la inteligencia en mayor medida de lo que se sospechaba.
Entrenaron a voluntarios adultos en una difícil prueba de memoria a corto plazo: los voluntarios escuchaban una cadena de letras al mismo tiempo que veían una serie de pantallas de ordenador con un cuadrado azul en lugares diferentes; luego tenían que indicar cuando la letra hablada o la posición del cuadrado coincidían com la de alguna pantalla anterior. Mientras más trabajaron la memoria a corto plazo, mayor fue la mejora en la forma más pura de la capacidad intelectual, la inteligencia fluida, la capacidad de razonar y resolver problemas de manera independiente de los conocimientos existentes.
(La parte de la prueba de razonamiento utilizó las llamadas matrices progresivas: ver tres configuraciones geométricas y elegir cuál de las muchas opciones siguió el patrón). En junio pasado, el equipo de Michigan obtuvo los mismos resultados en niños en edad escolar, lo que demuestra que el entrenamiento de la memoria impulsa el rendimiento en las pruebas de inteligencia, por lo que podría ser el camino más seguro para lograr un CI más alto.
“Existe cierta controversia sobre si el entrenamiento cerebral puede mejorar la cognición”, dice el neurocientífico Eric Kandel, de la Universidad de Columbia, que compartió el Premio Nobel 2000 de Medicina por descubrimientos acerca de los fundamentos celulares y moleculares de la memoria. “Pero si realmente trabajas la memoria, como por ejemplo memorizando poesía —los sonetos de Shakespeare funcionan— es probable que mejoren algunos aspectos de tu función cognitiva”.
La neuroimagen ofrece pistas sobre cómo los ejercicios de memoria puede mejorar la inteligencia pura. Durante el entrenamiento de la memoria, según muestran los escaneos cerebrales, varias regiones (la corteza prefrontal lateral, la corteza parietal inferior, la corteza cingulada anterior y los ganglios basales) se vuelven más activas, lo que indica que estas regiones están involucradas en la memoria. Lo interesante es que esas mismas regiones también entran en acción cuando el cerebro razona y piensa.
“Soy cautelosamente optimista de que estamos viendo efectos reales en estos estudios de entrenamiento de la memoria”, dice el psicólogo Jason Chein, de la Universidad de Temple. En su trabajo ha descubierto que los adultos que entrenaron con una tarea compleja de memoria operativa durante cuatro semanas experimentaron mejoras significativas en comprensión de la lectura.
La clave para este tipo de beneficios es el “entrenamiento intensivo”, dice Kandel, y no exactamente el remedio rápido que nos cuentan que podemos obtener al comer arándanos o beber zumo de granada. En su lugar, la inteligencia proviene de tener más sinapsis (conexiones entre neuronas). La creación de nuevas neuronas (neurogénesis) y sinapsis hace que el aprendizaje
sea posible.
Presta atención
El otro elemento cerebral que puedes entrenar para aumentar tu CI es la atención. Los neurocientíficos han demostrado una y otra vez que la atención es la condición sine qua non para el aprendizaje.
Los efectos sobre la mejora en la atención podrían explicar por qué los medicamentos estimulantes como Ritalin y Adderall ayudan a algunas personas a recordar. Ambos estimulantes aumentan el nivel de dopamina —la sustancia neuroquímica que produce la motivación y la sensación de recompensa— en el cerebro, lo que hace que sea más probable que la tarea en cuestión retenga tu atención.
Asimismo, se ha demostrado que los juegos de acción y los de estrategia mejoran memoria y atención. Otro medio para el mismo fin, según Price, de la UCL, es la pasión. Si no te importa lo que estás leyendo, viendo u oyendo, no lo retendrás.
Los hábitos clave para fomentar la capacidad intelectual
Si bien mejorar el cerebro requiere trabajo, la buena noticia es que hay algunos medios para lograrlo.
- Ejercicio aeróbico. Caminar 45 minutos al día, tres veces a la semana estimula la producción de BDNF (factor neurotrófico derivado del cerebro), que promueve la generación de nuevas neuronas y sinapsis subyacentes en el aprendizaje. Científicos dirigidos por Arthur Kramer, de la Universidad de Illinois y Kirk Erickson, de la Universidad de Pittsburgh, han mostrado que el ejercicio incrementa la materia gris en la región del hipocampo que procesa nuevos conocimientos, en particular la relación entre las diferentes piezas de información que forman recuerdos complejos. Tal vez no eleve tu CI, pero atiborrarte la corteza cerebral con más información seguro que te volverá más erudito.
- Siestas. En un estudio de 2010, el profesor de psicología Matthew Walker y sus colegas de la Universidad de California descubrieron que una siesta puede elevar la capacidad intelectual. Los estudiantes que se echaron una siesta de 90 minutos a las 2 de la tarde después de una tarea pesada para el hipocampo —aprender los nombres de cerca de 120 rostros nuevos— aprendieron nuevos nombres después de la siesta y mejor.
“En las personas que se quedaron despiertas se produjo un deterioro de la capacidad de memoria, perouna siesta restauró dicha capacidad a niveles aún más altos que los de antes de dormir”, dice Walker. Los electroencefalogramas, electrodos que registran la actividad cerebral, indican cómo sucedió. La cantidad de estallidos de actividad eléctrica llamada husos de sueño que las personas experimentaron durante las siestas pronosticó lo mucho que su capacidad de aprender mejoraría al despertar.
Walker sospecha que los husos de sueño indican la actividad que ayuda a pasar la información del hipocampo al córtex para su almacenamiento permanente. Es como mover datos de una memoria USB a un disco duro, lo que “consolida en almacenamiento a largo plazo la información que descargas y te deja una capacidad de USB (hipocampo) renovada para absorber nueva información”, dice Walker. Mientras mejor trasladamos la información del hipocampo (lugar de almacenamiento inicial) a la corteza (sitio de almacenamiento a largo plazo), más información podemos obtener cuando la necesitamos.
- Mente en blanco. Utilizando una resonancia magnética funcional, científicos de la Universidad de Tohoku en Japón midieron el flujo sanguíneo cerebral de 63 voluntarios a quienes pidieron que mantuvieran la mente en blanco. Aquellos con el mayor flujo de sangre en la materia blanca que conecta una neurona a otra obtuvieron la puntuación más alta en una tarea que les exigía generar con rapidez nuevas ideas, según informaron los investigadores en la revista PLoS ONE. Como la creatividad surge de ver conexiones que otros pasan por alto, es lógico que aumentar la actividad de la sustancia blanca al permitir que descanse el cerebro promueve la creatividad. Así que suelta el móvil y deja el cerebro ocioso.
- Cafeína. Una descarga de café puede aumentar la agudeza de tu mente, según un estudiode 2011 publicado en la revista Nature Neuroscience que halló que la cafeína fortalece las conexiones cerebrales. Ratas tratadas com inyecciones de cafeína en cantidad comparable a la de dos tazas de café registraron una mayor actividad eléctrica entre las neuronas de la sección del hipocampo llamada CA2, según descubrieron Serena Dudek y sus colegas del Instituto Nacional de Ciencias de la Salud Medio Ambiental. Una conectividad más fuerte implica mejor aprendizaje y memoria.
- Un segundo idioma. Cuando un cerebro que habla con fluidez dos idiomas elige entre, por ejemplo, el español y el francés, los circuitos corticales que contienen ambos idiomas se activan. La corteza prefrontal debe entonces intervenir para elegir la palabra adecuada. El entrenamiento que la corteza prefrontal tiene con el bilingüismo se traslada a otras funciones, puliendo tales habilidades para el desarrollo del CI como la resolución de problemas y el cambio de atención.
- Ciertos alimentos. Mientras que una dieta saludable se asocia com un menor riesgo de padecer Alzheimer, diabetes y accidentes cerebrovasculares, no existen pruebas sólidas de que ciertas vitaminas o alimentos con alto contenido de antioxidantes eleven la inteligencia. Sin embargo, los científicos tienen la esperanza en algunos ingredientes exóticos. Por ejemplo, algunos estudios sugieren que la cúrcuma y el zumo de granada podrían mejorar la memoria u otros aspectos de la función cognitiva.